Los
movimientos de la ecología superficial y la ecología profunda: un
resumen.
Autor:
Arne Naess
R
E S U M E N :
Arne
Naess incluyó este resumen en su presentación en la Tercera
Conferencia Mundial para el Futuro de la Investigación, Bucarest
(Rumania) el 3 de Septiembre de 1972. Después de la Segunda Guerra
Mundial el impacto ambiental de la sociedad industrial se hizo cada
vez más evidente. Frente a ello, Arne Naess señala que las ciencias
ambientales reaccionaron principalmente procurando remediar los
síntomas con una aproximación tecnológica preocupada
exclusivamente por controlar la contaminación y buscar formas
sustentables de extracción de los recursos naturales. Esta
aproximación, que no abordaba las causas sociales y culturales
responsables de tales síntomas, fue denominada por Naess “ecología
superficial”. En contraste con esta aproximación ”superficial”,
Naess introdujo el término “ecología profunda” para
caracterizar una aproximación que aborda no solo los síntomas, sino
también las causas culturales subyacentes a la crisis ambiental,
criticando los supuestos metafísicos, sistemas políticos, estilos de
vida y valores éticos de la sociedad industrial.
Este
artículo fue originalmente publicado con el título The
Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movements:
A Summary por
Arne Naess en 1973
(Inquiry 16:
95-100). Esta traducción fue preparada por Ricardo Rozzi y
Christopher Anderson.
Las
regulaciones ecológicamente responsables debieran
preocuparse solo en parte de problemas como la contaminación y el
agotamiento de los recursos naturales. Existen preocupaciones más
profundas que involucran los principios de diversidad, complejidad,
autonomía, descentralización, simbiosis, igualdad y justicia
social.
La
emergencia de los ecólogos desde su relativa oscuridad marca un
punto de cambio en nuestras comunidades científicas. Sin embargo, su
mensaje ha sido distorsionado y mal utilizado. Un movimiento
superficial, pero actualmente poderoso, y uno profundo, pero menos
influyente, compiten por nuestra atención. Haré un esfuerzo por
caracterizar ambos movimientos.
- El movimiento de la ecología superficial
Combate
la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales.
Objetivo central: la salud y la vida opulenta de los habitantes de
los países desarrollados.
- El movimiento de la ecología profunda(1)Rechaza la imagen del hombre-en-el-medio ambiente en favor de la imagen relacional, de campo-total. Considera a los organismos como nudos en la red biosférica o campo de relaciones intrínsecas. Una relación intrínseca entre dos cosas, A y B, es tal que la relación pertenece a las definiciones o constituciones básicas de A y de B, de manera que en ausencia de la relación, A y B ya no son las mismas cosas. El modelo de campo-total no solo disuelve el concepto del hombre-en-el-medio ambiente, sino también el concepto de toda cosa “en” su medio (excepto cuando se refiere a un nivel superficial o preliminar de comunicación).(2) Igualdad biosférica, en principio. La cláusula “en principio” se inserta porque cualquier praxis realista necesita alguna muerte, explotación y supresión. El ecólogo de campo adquiere un respeto profundo, incluso una reverencia, por modos y formas de vida. Alcanza una comprensión desde dentro, un tipo de comprensión que otras personas alcanzan solo respecto a sus compañeros humanos y para un reducido espectro de modos y formas de vida. Para el ecólogo de campo, la igualdad de derecho a vivir y florecer es un axioma de valor intuitivamente claro y manifiesto. Su restricción a los seres humanos constituye un antropocentrismo con efectos nocivos sobre la calidad de vida de los seres humanos mismos. Esta calidad depende en parte del profundo placer y satisfacción que experimentamos al compartir con otras formas de vida. Los intentos por ignorar nuestra dependencia ecológica y por establecer una relación amo-esclavo han contribuido a la alienación del hombre respecto de sí mismo. La igualdad ecológica implica la reinterpretación de la variable “grado de hacinamiento” en la investigación futura, de manera que se considere seriamente el hacinamiento y la pérdida de calidad de vida de los mamíferos en general y no solo de los humanos. (La investigación acerca de los altos requerimientos de espacio libre de ciertos mamíferos ha sugerido, incidentalmente, que los teóricos de la urbanización han subestimado en gran parte los requerimientos de espacio-vital por parte de los humanos. Los síntomas del hacinamiento, tales como neurosis, agresividad, pérdida de tradiciones, son en gran medida los mismos entre todos los mamíferos).
(3)
Principios de diversidad y de simbiosis. La
diversidad aumenta las potencialidades de sobrevivencia, las
probabilidades de nuevos modos de vida, la riqueza de formas. Y la
así llamada lucha por la supervivencia, y la supervivencia del más
apto, debería ser interpretada en el sentido de la capacidad para
coexistir y cooperar en interrelaciones complejas, más que el
sentido de la capacidad
para matar, explotar y suprimir. “Vive y deja vivir” es un
principio ecológico más poderoso que la exclusión “o bien tú o
bien yo”. Este principio de exclusión entre “tú o yo” tiende
a reducir
la multiplicidad de formas de vida, y también a generar destrucción
dentro de las comunidades de especies biológicas. En cambio, las
actitudes inspiradas en la ecología favorecen la diversidad de modos
de vida humana, de culturas, de ocupaciones, de economías.
Tales
actitudes sustentan la lucha contra formas de invasión y dominación
económica y cultural, tanto como militar, y se oponen al
aniquilamiento de focas y ballenas, tanto como al de tribus o
culturas humanas.
(4)
Postura anticlasista. La
diversidad de formas de vida humana se debe en parte (con o sin
intención) a la explotación y a la supresión por parte de ciertos
grupos. El explotador vive de forma diferente que el explotado, pero
ambos son afectados adversamente en sus potencialidades de
autorrealización. El principio de diversidad no justifica
diferencias debidas puramente a actitudes
o comportamientos forzadamente bloqueados o
restringidos. Los principios de igualdad ecológica y de simbiosis
sustentan la misma postura anticlasista.
La
actitud ecológica favorece la extensión de los tres principios
anteriores a cualquier grupo de conflictos, incluyendo aquellos entre
las naciones en vías de desarrollo y las naciones desarrolladas.
Estos tres principios recomiendan también una cautela extrema
respecto a
cualquiera
de los planes totales para el futuro, excepto aquellos que sean
consistentes con una diversidad amplia y que permitan la continua
diversificación en igualdad de clases.
(5)
Combate la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales.
En esta lucha los ecólogos han encontrado poderosos aliados,
pero algunas veces en perjuicio de su postura global. Esto ocurre
cuando la atención se centra en la contaminación y el agotamiento
de los recursos naturales más que en los otros puntos relevantes, o
cuando se implementan proyectos que reducen
la contaminación pero aumentan daños de otro tipo. Por ejemplo, si
los precios de las necesidades vitales aumentan debido a la
instalación de artefactos anticontaminación, las diferencias de
clase también aumentan. Una ética de la responsabilidad implica que
los ecólogos no sirvan al movimiento de la ecología superficial,
sino al de la ecología profunda. Esto es, no solo
debe considerarse el punto (5), sino que los siete puntos en su
conjunto.
Los
ecólogos son informantes irreemplazables en cualquier sociedad,
cualquiera sea su color político. Si están bien organizados, los
ecólogos tendrán el poder para rechazar trabajos en los cuales se
someten a instituciones o planificadores con perspectivas ecológicas
limitadas. En la situación actual, los ecólogos sirven algunas
veces a amos que deliberadamente ignoran las perspectivas
más amplias.
(6)
Complejidad, no complicación. La
teoría de ecosistemas contiene una importante distinción entre lo
que es complicado sin una Gestalt
o principio
unificador (podríamos pensar en encontrar nuestro camino a través
de una ciudad caótica) y aquello que es complejo.
Una
multiplicidad de factores que interactúan en mayor o menor grado de
acuerdo a leyes, pueden operar en conjunto para formar una unidad, un
sistema. Hacemos un zapato o usamos un mapa o integramos una variedad
de actividades en un patrón de día laboral.
Los
organismos, los modos de vida y las interacciones en la biosfera en
general exhiben un nivel tan alto de asombrosa complejidad que dan
origen a la colorida perspectiva de los ecólogos. Tal complejidad
nos lleva inevitablemente a pensar en sistemas vastos. También
estimula nuestra nítida y continua percepción acerca de la profunda
ignorancia humana respecto a las interrelaciones biosféricas
y, por lo tanto, respecto a los efectos de nuestras perturbaciones.
Aplicado
a los seres humanos, el principio de “complejidad- no-complicación”
favorece la división del trabajo, no de la fragmentación del
trabajo. Favorece acciones integrales en las cuales se involucra
la persona en su totalidad, no meras reacciones. Favorece economías
complejas que integran una variedad de medios de vida. (Las
combinaciones de actividad industrial y agrícola, de trabajo
manual e intelectual, de oficios especializados y no especializados,
de actividad urbana y rural, de trabajo en la ciudad y recreación en
la naturaleza con recreación en la ciudad y trabajo en la
naturaleza...).
Favorece
la técnica prudente y la investigación futura prudente, menos
pronósticos y más clarificación de posibilidades. Más
sensibilidad hacia la continuidad de tradiciones vivas, y –lo más
importante– hacia nuestro estado de ignorancia.
La
implementación de regulaciones ecológicamente responsables en este
siglo requiere un crecimiento exponencial de nuestra habilidad
técnica y de invención, pero en nuevas direcciones; direcciones que
no son consistente y libremente apoyadas por los programas y
organismos responsables de las políticas de investigación en
nuestras naciones.
(7)
Autonomía local y descentralización. La
vulnerabilidad de una forma de vida es aproximadamente proporcional
al peso que tengan influencias remotas, desde fuera de la región
local donde tal forma ya ha alcanzado su equilibrio ecológico. Esta
afirmación apoya nuestros esfuerzos por fortalecer el autogobierno
local, y la autosuficiencia material y mental. Estos esfuerzos
presuponen, sin embargo, un ímpetu hacia la descentralización.
Los
problemas de contaminación (incluyendo aquellos de la contaminación
térmica y reciclaje de materiales)
también nos conducen en esa dirección, debido a que la mayor
autonomía local reduce el consumo de energía, si somos capaces de
mantener otros factores constantes. (Compárese una localidad casi
autosuficiente con una que requiere la importación de alimentos,
materiales para la construcción de viviendas, combustible y mano de
obra especializada desde otros continentes. La primera localidad
podría utilizar solo un 5% de la energía empleada por la segunda
localidad).
La
autonomía local se fortalece por una reducción del número de
eslabones en la cadena jerárquica de toma de decisiones. (Por
ejemplo, una cadena que consiste de un comité local, un concejo
municipal, una asamblea de toma de decisiones a nivel subnacional,
una institución representativa
de una provincia en una federación estatal, un ministerio
gubernamental nacional federal, una coalición de naciones y de
instituciones, tales como la Comunidad Económica Europea, niveles
topes y una institución global, pueden ser reducidas a una cadena
compuesta de un comité local, una institución nacional y una
institución global). Incluso si las decisiones se rigen por
votaciones mayoritarias en cada paso, muchos de los intereses locales
van desapareciendo en el transcurso de la cadena, si esta es
demasiado larga.
Resumiendo,
debiera considerarse primeramente que las normas y tendencias del
Movimiento de la Ecología Profunda no se derivan de la ecología por
reglas lógicas o de inducción. El conocimiento ecológico y el
estilo de vida del ecólogo de campo han sugerido, inspirado y fortalecido
las perspectivas del
Movimiento de la Ecología Profunda. Muchas de las formulaciones en
los siete puntos anteriores son más bien generalizaciones vagas, que
solo se sostienen si se hacen más precisas en ciertas direcciones.
No obstante, a través de todo el mundo la inspiración derivada de
la ecología ha demostrado convergencias notables. Este análisis no
pretende ser más
que una de las posibles codificaciones condensadas de estas
convergencias.
En
segundo lugar, debería apreciarse que los principios significativos
del Movimiento de la Ecología Profunda son clara y forzosamente
normativos. Ellos expresan un sistema de prioridad de valores basado
solo en parte sobre resultados (o falta de resultados, véase el
“Punto 6”) de la investigación científica. Hoy, los ecólogos
intentan influir sobre quienes toman las decisiones basándose
principalmente en amenazas y predicciones acerca de la contaminación
y el agotamiento de los recursos, debido a que los políticos y
tomadores de decisiones aceptan al menos
ciertas normas mínimas
relacionadas con la salud y la distribución equitativa. Pero está
claro también que en todos los países existe un vasto número de
personas e incluso de gobernantes que aceptan como válidas las
normas más amplias y los valores característicos del Movimiento
de la Ecología Profunda. Existen potencialidades políticas en este
movimiento que tienen poco que ver con la contaminación y el
agotamiento de los recursos, y que no deberían ser pasadas por alto.
En la visión acerca de futuros posibles, las normas debieran ser
libremente utilizadas y elaboradas.
En
tercer lugar, los movimientos ecológicos merecen nuestra atención
en tanto ellos sean ecofilosóficos más que
científico-ecológicos. La ecología es una ciencia limitada que
utiliza métodos científicos. La filosofía es el foro de debate más
general sobre fundamentos, tanto
descriptivos
como prescriptivos, y la filosofía política constituye una de sus
subsecciones. Por una ecosofía me refiero a una filosofía de
armonía ecológica o equilibrio ecológico. Una filosofía es un
tipo de sophia o sabiduría, es abiertamente normativa y ella
contiene ambos: (1) normas, reglas, postulados, enunciados de
prioridades valóricas, y (2) hipótesis acerca de la naturaleza de
nuestro universo. La sabiduría incluye la prescripción y la
política, no solo la descripción y la predicción científica.
Los
detalles de una ecosofía exhibirán muchas variaciones debidas a
diferencias significativas relativas no solo a “hechos” de la
contaminación, los recursos, la población, etc., sino también a
prioridades de valores. Sin embargo, los siete puntos enumerados
anteriormente proveen hoy un marco unitario para los sistemas
ecosóficos.
En
la teoría general de sistemas, los sistemas se conciben
principalmente como elementos que interactúan y se interrelacionan
en términos de causalidad o funcionalidad. Una ecosofía, sin
embargo, se asemeja más a un sistema del tipo construido por
Aristóteles o Spinoza. Se expresa verbalmente como un conjunto de
aseveraciones con una variedad de funciones, descriptivas y prescriptivas.
La relación fundamental se establece entre subconjuntos de premisas
y subconjuntos de conclusiones a través de relaciones de derivación.
Las nociones relevantes de derivación pueden ser evaluadas según el
rigor de sus deducciones lógicas y matemáticas, pero también
de acuerdo a cuánto es implícitamente supuesto como dado. Una
exposición acerca de una ecosofía debe ser necesariamente solo
moderadamente precisa considerando el amplio espectro de material
ecológico y normativo (social, político, ético). En este momento,
la ecosofía podría usar beneficiosamente modelos de sistemas,
aproximaciones gruesas de sistematizaciones globales.
Es su carácter global, no las precisiones en detalle, lo que
distingue a una ecosofía. Ella articula e integra los esfuerzos de
un equipo ecológico ideal, un equipo compuesto no solo por
científicos de una gran variedad de disciplinas, sino también por
humanistas y por quienes toman las decisiones de las políticas
ambientales.
Bajo
el nombre de ecologismo,
varias desviaciones
del movimiento profundo han sido ensalzadas, principalmente aquellas
que presentan un énfasis unilateral en la contaminación y el
agotamiento de los recursos naturales, pero también con una negación
de las grandes diferencias entre países sub y sobre desarrollados a
favor de una aproximación global vaga. La aproximación global es
esencial, pero las diferencias regionales deben determinar en gran
medida las políticas y regulaciones en los años venideros.